AJUSTE
La buena ropa interior se percibe como una segunda piel: suave, ligera, casi imperceptible. El ajuste impecable es la clave aquí. Nuestra ropa interior se corta ceñida al cuerpo, sin apretar, y los dobladillos se amoldan suavemente al cuerpo. Los profundos escotes permiten que la ropa interior desaparezca bajo las blusas y camisas levemente abiertas.